La luz que oscurece sus rasgos,
irradia dentro
de la sensualidad prohibida.
de la sensualidad prohibida.
El meneo del bajo
esculpe los cuerpos ondulantes
esculpe los cuerpos ondulantes
que se mueven
calientes
al ritmo del son.
al ritmo del son.
Entonces posa su mano en la de ella.
La otra, abraza cariñosa su
cintura.
1, 2 3.
Irrumpe con su derecha
acechando con la pelvis
sutilmente hacia la de ella.
acechando con la pelvis
sutilmente hacia la de ella.
Cruzan las miradas cómplices.
5, 6, 7.
Ella desprende sus caderas
marcando con su izquierda hacia el.
marcando con su izquierda hacia el.
El tumbao se calma.
El momento se desplaza al calor pegajoso.
Sus pelvis se aprietan con fuerza,
mientras hombros y caderas
expresan
su publicidad de soltura y alegría.
Son fracciones de segundo
en que el deseo se apodera de los cuerpos.
en que el deseo se apodera de los cuerpos.
Las ganas del desnudo y calentura indómita
se hacen necesarias.
se hacen necesarias.
Los ojos delatan el deseo frenético.
1, 2 3.
Ambos cuerpos ya son uno.
El meneo salvaje no necesita giros ni
piruetas públicas.
5, 6, 7.
Su cadera está dentro de el.
Lo mira y muerde su labio de bocado.
Las
lenguas se acarician suave.
Vuelven.
El ritmo indica el fin del son.
Un giro suave y meneo fuerte desde la unidad corporal,
podría ser la
despedida.
Pero no.
La escena continúa en 4 y 8.